viernes, 2 de enero de 2015


Mientras cruza sin mirar las avenidas
se martilla la cabeza sin piedad,
vuelve con los ojos llenos de perdón.
Pero es demasiado tarde
y ella le da un beso de esos
que humillan a la soledad.
Por el centro todos conocen la historia
del más pillo y la más bella del condado,
y aunque tiene momentos de poca gloria
es un cuento que merece ser contado.

Cuando el amor se tomó unas vacaciones
la vida le dio milonga y el bailó,
nunca le dijo que no a otros rocanroles.

Ninguno de los dos creía en el destino
y este se vengó. Para hacerse notar
les va poniendo más piedras en el camino.
Pero yo les juro fui el testigo
de esa magia que ellos seguirán
compartiendo eternamente
entre el tedio y la pasión,
el instinto y la razón,
entre la perseverancia
y la cruel resignación.
Esa magia que no los va a dejar ser,
nunca los va a dejar ser,
dos amantes del montón.

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La ciudad va recogiendo mis pedazos..