Ahí apareciste y me miraste de una manera muy linda.
Cinco años de amistad, nunca te di bola porque ciega sumergida en mis asuntos.
Siempre te quise mucho, pero no me parecía suficiente.
Un día me abrazaste tan fuerte y con tanto amor, cuando tanto lo necesitaba.
Me esperaste hasta las 11 de la noche que yo llegara de la clínica y me abrazaste cada vez que llore, porque la vida me estaba cagando a palos. Yo no sabía si mi prima sobrevivía, yo no podía con mi vida.
Vos estabas ahí, al pie del cañón, para hacerme reír, cumplirme caprichos y hasta tomar birra conmigo aunque no te guste.
Cuánto bien me hacías y cuánto deseaba quererte como vos a mí, pero yo estaba demasiado rota, llorando a mares por otra persona. No lo merecías. No me parecía justo.
Después de meses, nos volvimos a ver y entendí que vos eras lo que yo quería. Pero el roto ahora eras vos, y yo quería curarte.
Me despertaba con mensajes tuyos cada mañana, pero no te veía casi nunca.
Un día te bese porque era ahora o nunca. No me arrepiento, aunque estaba mal.
Me convertí en la mami luchona, pero por vos lo volvería a hacer.
Un día tu ex se metió y me empezó a amenazar, desapareciste.
No me importa luchar contra eso, por vos lo hubiera hecho.
Ojalá seas feliz donde estés, a veces te extraño.
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La ciudad va recogiendo mis pedazos..